MUNDIALMundo: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”Por Roberto Torres Collazo
Editor Asociado de colectivo Cambio Social, EE.UU.
“Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado” palabras de Jesús de Nazaret en la cruz, de acuerdo a los testimonios de Marcos 15,34 y Mateo 27,46.
Nos pueden parecer chocantes que el Hijo de Dios se ha haya sentido abandonado en el momento que más necesitaba a su Padre. Realmente debió sentirse abandonado. Comenzando que sus seguidores más cercanos lo abandonaron en el momento de su arresto: “Y todos los que estaban con Jesús lo abandonaron y huyeron” Mc 14,50. Dios no escuchó sus súplicas de que no permitiera que pasara por la tortura y la cruz, Mc 14,35, que era en la época la pena de muerte para los revoltosos.
Un grito de desesperanza, de sufrimiento, de dolor, de angustia, humillación y de total abandono. El grito del mártir justo que canta el salmo 22. Abandonado por los suyos y crucificado por las autoridades religiosas y políticas. A pesar de todo confió en su Padre: “ 'Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu'. Y dichas estas palabras, murió” Lucas 23,46.
El abandono representa a los millones de abandonados que salen huyendo como refugiados de las guerras, los migrantes indocumentados, los hambrientos, los niños obligados a hacer trabajos forzados.
Sus dolores son los dolores de los discriminados por su orientación sexual, por su color de piel, de los desempleados, los sin tierra y sin techo en el mundo. Sus sufrimientos son los sufrimientos de las madres que sufren por los hijos que son víctimas del narcotráfico. Sus sufrimientos son los sufrimientos de las mujeres víctimas de la trata sexual. Su grito en la cruz es el grito de los oprimidos y explotados de la historia.
Su muerte no fué una dramatización, ni Jesús fué un masoquista que su Padre lo mandó a sufrir. Ciertamente murió por nosotros (Rom.5,6ss. I Tes 5,10, Heb.2,9. Mc10,45) pero esto es una interpretación posterior de las iglesias. En una aparente contradicción, en el silencio de Dios, él se hace presente. Como lo está hoy presente en todos y en especial con los que sufren, lloran y se sienten abandonados por Dios.
Tal vez se sientan abandonados porque los cristianos no hemos hecho lo suficiente para prevenir y aliviar los sufrimientos y dolores en el mundo. Jesús pasó su vida curando, sanando y haciendo el bien y nosotros sus seguidores lo hemos abandonado otra vez en la cruz como hicieron sus díscipulos. Y con ello hemos abandonado a millones de crucificados por el dios dinero, la injusticia, la corrupción, la hipocrecía y la mentira.
Mas que estar metido en las iglesias, asistir a procesiones, dramatizar la pasión y muerte, alabar a Dios, cantarle, salir de viajes, los cristianos debemos acompañar a los crucificados. Escucharlos, acogerlos, ayudarlos, abogar por sus derechos, ponernos de lado de los oprimidos, los maltratados de este mundo y la Madre Tierra.
Las denuncias públicas de Jesús a los líderes religiosos los fariseos, los sumos sacerdotes, los escribas y los letrados los puso furiosos. Hoy también sus seguidores tenemos que ser misericordiosos y denunciar como el Maestro.
Actualmente tenemos que denunciar a los explotadores de la Madre Tierra, como los banqueros y corporaciones-multinacionales en complicidad no pocas veces con los gobiernos. Criticar los paraísos fiscales donde se guarda el dinero robado a los pobres. Repudiar venga de quien venga los abusos sexuales contra los niños. Condenar los gobiernos que en nombre de la supuesta seguridad van a la guerra. Identificar, señalar a los políticos corruptos y exigir su encarcelación. Denunciar la dictadura del mercado que impone pesadas cargas sobre las naciones pobres. Rechazar a los líderes religiosos que en Nombre de Dios estafan o usan la violencia. Maldecir el hambre que mata más de 40,000 niños diariamente según la Organización de las Naciones Unidas.
¿Dónde está Dios?. No está en el cielo, no está en las iglesias, si no en los abandonados y crucificados de la historia.
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