DOCUMENTOSPalabras de Mons. Arnulfo Oscar Romero
Por Roberto Torres Collazo (3/21/06)
El 24 de Marzo se conmemora en muchos paises el vigésimo sexto aniversario de la muerte y resurrección de Mons. Romero quien fue asesinado mientras celebraba la misa el 24 de Marzo de 1980 en El Salvador. Fué asesinado por un francotirador por mandato de Roberto D’ Aubuison, jefe de la extrema derecha ORDEN en complicidad con el asesoramiento militar y logístico de la Agencia de Inteligencia Americana CIA por sus siglas en Inglés. Mons. Romero se destacacó por su liderazgo abogando por los pobres mediante su palabra profética en sus sermones. Su palabra fué dinámica, encarnada en la historia y penetrante. A continuación algunas citas y comentarios de sus palabras que todavía tienen vigencia.
Unos días antes de su muerte el arzobispo hizo un fuerte llamado al ejército:
“Les imploro, les ordeno, en Nombre de Dios, que cese la represión, que no obedezcan si reciben una orden de matar”.
Parafraseando hoy a Mons. Romero podríamos decirle a los agentes de servicios de seguridad nacional de EEUU:
¡¡En Nombre de Dios cese la hostigación, no obedezcan los agentes de inmigración las ordenes de perseguir a los millones de inmigrantes decentes en este país!!.
A aquellos ricos muy religiosos que creen en la pobreza espiritual, Mons. Romero les dijo:
“No basta una pobreza espiritual, una especie de deseo pero sin eficacia, mientras no encarnen esos deseos de pobreza evangélica en realizaciones que se interesen como su propia causa de los pobres, como si se tratara de Cristo, seguirán siendo llamados los ricos ‘Lo que Dios desprecia’ porque ponen mas confianza en su dinero que en Dios”.
En estas palabras de Mons. Romero resuena la posición radical de Jesús de Nazaret frente al dinero: “Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero” Mateo 6,24. En la mentalidad de Mons. Romero, no se trataba solamente de que los ricos dirieran a los pobres comida, ropa y cosas, sino que también compartieran sus riquezas.
Para los que quieren saber si Dios está cerca de nosotros o está lejos nos sugiere:
“Todo aquel que se preocupa del hambriento, del desnudo, del pobre, del desaparecido, del torturado, del prisionero, de toda esa carne que sufre, tiene cerca a Dios”
Reflexionemos por un momento los pobres de aquí en EEUU, los que están siendo torturados en Irak y Afgasnistan y otras partes del mundo, los desaparecidos, encarcelados en los más de 500 prisioneros de Washington en Guantáno sin derecho a juicio y abogados ni visitas.
Sobre en qué consiste la religión Mons. Romero nos dirá:
“La religión no consiste en mucho rezar. La religión consiste en esa garantía de tener a mi Dios cerca de mí porque le hago el bien a mis hermanos. La garantía de mi plegaría está muy fácil de conocer: ¿Cómo me porto con el pobre? Porque allí está Dios”.
Sobre la frase “…le hago bien a mis hermanos”, se trata de hacer bien a los demás sin halagos propios, sin proclamarlo a toda voz, sin protagonismo o intereses personales o de otro tipo, sino con humildad y sencillez como Mons. Romero y Jesús de Nazaret le hicieron.
Comentando la parábola del Buen Samaritano:
“En la parábola del Buen Samaritano es la condenación de todo aquel que piensa honrar a Dios y se olvida del próximo: ni el sacerdote, ni el levita, ni ningun hombre [o mujer] por ir a Misa, por ir adorar a Dios, por estar pensando en Dios, se olvida de las necesidades del próximo”.
Mons. Romero fué asesinado, pero no su palabra y su ejemplo de ser un obispo realmente del pueblo. En estos momentos está en proceso su beatificación (una etapa antes de ser nombrado oficialmente santo de la Iglesia Católica) aún así muchos en el mundo le llaman ya “San Romero de América” y todos los años se le rinde cariño y admiración al gran defensor de los pobres. De la “voz de los sin voz” como se le reconoce.
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