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MUNDIAL

Puerto Rico: Informe de Comisión de Derechos Civiles confirma asesinato de Filiberto Ojeda

Perla Franco
Claridad
Puerto Rico

Los hallazgos del informe que preparó la Comisión de Derechos Civiles (CDC) de Puerto Rico sobre las circunstancias que rodearon el asesinato de Filiberto Ojeda Ríos el 23 de septiembre 2005 y que está listo desde hace casi un año, se dieron a conocer la pasada semana producto de una filtración y no porque la Comisión lo hiciera público motus propio.

Cabe preguntarse porqué la CDC no procesó con celeridad ni alertó sobre los hallazgos, habiéndose encontrado incongruencias con los dos informes oficiales previos, además de nuevos datos que bien podrían fundamentar lo que se viene diciendo fuera de las esferas oficiales, que fue un asesinato lo que allí ocurrió ese día.

Ante el silencio del CDC durante casi un año, un grupo de personas y organizaciones que tuvieron acceso al informe la pasada semana realizaron una conferencia de prensa para denunciar “el continuo encubrimiento” del asesinato de Ojeda Ríos por el FBI. En la conferencia de prensa participaron el que fuera abogado de Ojeda Ríos, licenciado Luis F. Abreu Elías, la Coordinadora Caribeña y Latinoamericana, la Coordinadora Nacional de las Vigilias FOR y La Nueva Escuela, quienes confían en que como suele suceder, la verdad vaya saliendo a flote.

El licenciado Abreu Elías cuestionó la dilación de la CDC en hacer público el informe. Pidió explicaciones de por qué si el informe se redactó el 31 de marzo de 2011, se preparó en versión final en septiembre y se certificó el 5 de diciembre de 2011, a esta fecha no lo habían dado a conocer públicamente.

Abreu, quien realizó un “análisis crítico” del informe, encontró que la CDC fue tímida en catalogar el suceso como un asesinato y en su lugar utilizó el lenguaje de “potencial responsabilidad criminal” del FBI.

El CDC encontró “incongruencias” en los dos informes oficiales previos de la Oficina del Inspector General federal del Departamento de Justicia de Estados Unidos y el Departamento de Justicia de Puerto Rico.

Luego de leer el informe, es inevitable que uno comience a encontrar semejanzas de cómo el FBI y de alguna manera el propio estado tratan los casos que catalogan de amenaza al sistema. Salta a la memoria el proceso que utilizan para encubrir, con o sin conciencia de lo que hacen. Por ejemplo, de repente viene a la memoria el caso del Cerro Maravilla y la versión oficial que prevaleció por años, hasta que finalmente quedó totalmente desacreditada por una investigación del Senado que comprobó que los dos jóvenes independentistas fueron asesinados. Por eso no puede descartarse que el impedimento en proveer información supuestamente ya investigada, sea una manera de encubrimiento. En el caso de la CDC, se levanta una alerta al conocer la negativa del FBI de colaborar con esa investigación. Igualmente con la resistencia inicial que ofrecieron las agencias del propio gobierno de Puerto Rico ante la solicitud de documentos para la investigación del CDC.

Algunos hallazgos de la CDC
La CDC conocía que “dos agentes de la Policía de Puerto Rico, miembros de un “grupo de trabajo antiterrorista” tuvieron una participación similar a la de los agentes del FBI y estuvieron en el área interior de los perímetros establecidos durante el operativo” contra Ojeda Ríos, pero fueron impedidos de testificar ante la CDC porque las citaciones “fueron objetadas “ por la fiscalía federal en Puerto Rico, según reconoció el informe.

Sin embargo, en el informe aparece como un ángulo nuevo de la investigación “una trompeta que se encontraba en la sala de la residencia de Ojeda Ríos” que “apareció posteriormente en la escalinata de la residencia”. Según el testimonio de un funcionario de Ciencias Forenses, él tuvo conocimiento de ese detalle por dos testigos en el lugar de la escena, -uno de los cuales dijo era que una mujer de nombre Mercedes-, que le informaron que Ojeda Ríos estaba “tocando” su trompeta al momento del disparo fatal. La trompeta, que luego aparece en las escaleras frente a la casa, llegó allí luego que a Ojeda Ríos lo arrastraran con un cable, según se detalla. Ese testimonio, que un par de días antes de que se conociera el informe reveló la agencia de noticias NCM, deja ver que si Ojeda Ríos estaba tocando la trompeta antes de recibir el disparo mortal, quien le disparó lo hizo a conciencia de que su objetivo no estaba utilizando ningún arma en ese momento, sino ejecutando una melodía que aún se desconoce con certeza cuál pudo ser.

Otro dato importante del informe es el testimonio de una investigadora forense de apellido Serrano que confirmó lo dicho por su colega de apellido Ortiz, quien estuvo a cargo de “investigar la trayectoria de proyectiles o balas dispersadas” en la residencia de Ojeda Ríos. Éste encontró que el disparo mortal salió “desde el lado izquierdo del gazebo” frente a la casa. Más aún, Serrano estableció que la distancia desde la que se le disparó a Ojeda Ríos fue de 19 pies. Curiosamente, las declaraciones de Ortiz fueron las primeras que ofreció de manera oficial y aseguró que anteriormente “nadie le había preguntado sobre las trayectorias” de las balas, aún cuando habían ocurrido dos investigaciones oficiales previas.

La tarea de Serrano, que fue reconstruir la escena, además de “localizar las posiciones de donde se originaron los disparos”, encontró que contrario a la versión oficial, la puerta de la nevera “no hubiera podido estar abierta al momento del disparo, porque el disparo fatal hubiera tenido otra trayectoria”. Contrario a Ortiz, Serrano sí ofreció esa conclusión a la OIG. Un tercer investigador forense, de apellido Irizarry, fue la persona que vió la trompeta de Ojeda Ríos fuera de la casa cercana a la escalera de entrada, ubicación contraria a la que aparece en el informe de la OIG. El cadáver de Ojeda Ríos se encontraba en ese momento “boca arriba en el balcón con las piernas en el escalón de entrada”, según declaró Irizarry a la CDC.

El informe habla además de varios testimonios de periodistas que declararon que sobre ellos, a las afueras del perímetro que estableció el FBI ese 23 de septiembre, se les mantenía un foco con una fuerte luz que impedía su trabajo en el lugar desde tempranas horas de la tarde.
También cuestiona el informe cómo es que los altos oficiales de la Policía de Puerto Rico dijeron no conocer del operativo contra Ojeda Ríos hasta ese mismo día, aún cuando “el operativo contó con numerosos recursos de la Policía de Puerto Rico para múltiples funciones de apoyo”.

Aunque no hubiera habido una “notificación formal”, reclama el informe, “nos parece improbable y poco creíble el reclamo de que en la policía había total desconocimiento sobre el operativo”. La Comisión sustentó esa afirmación con datos como que “… en febrero de 2005, el FBI recibió de manos de la Policía de Puerto Rico copia de numerosos documentos” sobre Ojeda Ríos entre los que “seguramente se encontraba” una confidencia que había recibido la Policía de que Ojeda Ríos se encontraba en una “Finca Birán en el Municipio de Hormigueros. El expediente recogía información de que se había investigado la confidencia tan temprano como mayo de 1997”. Y efectivamente fue allí donde finalmente el FBI asesinó a Ojeda Ríos ocho años después.

El informe documentó a su vez que el FBI movió el cadáver de Ojeda Ríos antes de permitir la entrada a la escena del crimen de los fiscales del Departamento de Justicia de Puerto Rico y da cuenta de que los federales trastocaron al escena y afectaron la evidencia forense. Catalogaron el operativo federal como uno que ocasionó la “muerte ilegal” de Ojeda Ríos.

Otro dato curioso del informe es que el investigador forense que vio a Ojeda Ríos en el lugar de la escena luego de fallecer, se percató de que vestía “con pantalón de camuflaje, botas negras, una sudadera tipo ‘army’ y un chaleco verde que estaba cerrado”. Sin embargo, durante la autopsia, un auxiliar de los patólogos que fue quien le quitó la ropa al cadáver de Ojeda Ríos, lo describió vestido con un chaleco “a prueba de balas” y “un mameluco de camuflaje, botas negras y un pantalón corto de color negro”. Las fotos en la casa lo muestran con el pantalón de fatiga y no con uno corto.

La CDC recomienda en su informe que los Departamentos de Justicia de Puerto Rico y Estados Unidos reabran la investigación; que se solicite una investigación a la División de Derechos Civiles del DJ federal y a la Comisión de Derechos Civiles de Estados Unidos; y que la Policía de Puerto Rico utilice modelos alternos para su operación y capacitación que no sean los del FBI.