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MUNDIAL

Los costos de las guerras

Por Roberto Torres Collazo
Editor del Colectivo Cambio Social, Brasil.
24 de enero de 2025

Las guerras tienen un alto costo para todas las partes envueltas. Tomemos el ejemplo de Estados Unidos en relación a otros países por ser una nación que ha estado en guerras 226 años. El profesor Joseph H. Chung de la Universidad de Quebec, Canadá, en su artículo “La guerra perpetua de Estados Unidos” alude a las palabras del expresidente recientemente fallecido Jimmy Carter, donde éste reconoce que su país ha estado en guerra 226 años de guerra desde su independencia hace 242 años, solamente ha tenido 16 años de paz. También el destacado periodista William Blum recoge una muestra histórica de sus bombardeos como en Puerto Rico (1898) Guatemala (1954) Vietnam (1961-73) Cuba (1959-61) El Salvador (1980ss) Líbano y Siria (1983, 1984) Granada (1983) Irán (1987) Panamá (1989) Somalia (1993) Sudán (1998) Yugoslavia (1999) Yemen (2002) Afganistán (2001) Irak (2003) y un largo etc. Actualmente tiene 750 bases militares en el mundo. Esas guerras y las actuales han tenido un muy alto costo para las naciones atacadas y el pueblo estadounidense.

En Estados Unidos el costo ha sido elevadísimo después del trágico 11 de Septiembre que dio inicio a la “guerra contra el terrorismo”. Según el analista militar Norman Solomon anota que Estados Unidos gasta el 51% del presupuesto Federal, gasto que bien se podría usar en desarrollar servicios gratuitos de salud y educación, vivienda accesible, empleo y mucho más. Sin embargo, grandes sectores reciben muy pocos servicios o nada del gobierno. En salud, el Fondo de la Commonwealth que estudia los sistemas de salud del mundo encontró en 2018 que Estados Unidos ocupa el puesto 11 entre los países desarrollados y 26 millones de sus ciudadanos no tienen seguro médico. De acuerdo al senador Barnie Sanders, “Millones y millones de personas gastan entre el 50% y 60% de sus ingresos limitados en vivienda y 800,000 están sin hogar”.

El Proyecto del Costo de la Guerra de la Universidad “Brown University” de Rhode Island, Estados Unidos, informa que la “guerra contra el terrorismo” en las dos últimas décadas ha dejado alrededor de 7,050 soldados estadounidenses muertos. 929,000 contratistas, periodistas, civiles, personal de ayuda humanitaria. Puerto Rico, por su condición colonial han muerto y dejado miles de soldados mutilados, con severos trastornos emocionales por su participación en sus guerras.

El costo además ha consistido en enriquecer a los dueños de las poderosas empresas armamentistas tales como Lockhhed Martin, Raytheon, General Dynamics, Boeing y Northrop Grumman son los grandes ganadores en ganancias a costa de los sufrimientos de los heridos, la muerte, la sangre y la destrucción en el extranjero. En suelo estadounidense la industria de la defensa que en la década de los 80 del siglo pasado empleaba a 3,2 millones de trabajadores ahora sólo emplea 1,1 millones. Es frecuente que el gobierno federal aliado a las corporaciones armamentistas no cumple completamente las promesas de pagar estudios, servicios médicos y bonus a los jóvenes que se inscriben en el ejército.

Las personas civiles extrajeras víctimas de sus guerras vale muy poco para Washington. Nos referimos a los llamados “daños colaterales”, que el Pentágono dice que la muerte de mujeres, niños, ancianas, enfermos son inevitables. En realidad, son asesinatos colaterales. Después de ser sentenciado el terrorista exmilitar estadounidense Timothy McVeigh por su ataque en 1995 contra un edificio federal en Oklahoma, le preguntaron cómo fue capaz de matar niños, declaró, son “daños colaterales”. Otra cosa que parece no importar al Pentágono son la suerte de los sobrevivientes después de las guerras. Que tienen que sufrir el frío, el hambre, la falta de electricidad y agua potable, la destrucción de sus casas, escuelas, hospitales, parques, instituciones, la pérdida de sus tierras y animales, la pérdida de sus parientes, amigos, vivir el desplazamiento forzoso y padecer la larga reconstrucción de sus barrios y ciudades. Muestra de esto último son Afganistán, Yemen, Irak, Libia y la Franja de Gaza dejados en la Edad de Piedra. No bombardeó Gaza, pero apoyó ciegamente, vendió armas y envió miles de millones de dólares a su fuerte aliado el gobierno de Israel para su genocidio palestino.

Estados Unidos se ha creído históricamente una nación “excepcional”. El escritor Herman Melville ya en 1850 anotó: “Nosotros los estadounidenses somos el pueblo elegido, el Israel de nuestro tiempo”. Posteriormente varios presidentes han apelado con otras expresiones similares a esa arrogancia de excepcionalidad y el nuevo inquilino de la Casa Blanca Donald Trump también en su reciente toma de posesión. Este sentimiento de superioridad patológica, entre otras, ha justificado sus guerras imperialistas que no son contra el terrorismo, no son para llevar la democracia, la libertad, en defensa del pueblo estadounidense, son realmente para imponer su dominio e influencia en el mundo, para quedarse con los recursos naturales como petróleo, gas, coltán, carbón, litio, colbato..., para el control sobre el comercio internacional como la amenaza de Trump al Canal de Panamá, el gigante proyecto la Nueva Ruta de Seda que atraviesa los continentes asiático, europeo y africano con China a la cabeza, las tensiones con Taiwán, el fortalecimiento de BRICS que amenaza el dólar, lo que puede dar paso a nuevas guerras, para detalles se puede consultar la investigación del académico Augusto Zamora en las referencias. Trump en su campaña presidencial repitió que quiere salir de las guerras, eso está por verse debido a su personalidad imprevisible. Es claro los costos de las guerras en términos de las pérdidas de vidas, inapropiado uso del del dinero del erario público, aumento de desigualdades, destrucción de infraestructuras, sufrimientos, dolores han tenido y tienen costos muy elevados para el mundo y el mismo pueblo estadounidense.

Referencias

Blum, W. (2005). Rogue States: a guide to the world’s only power. Editorial Common Courage Press: Canada.

Chomsky, N. & Prashad, V. (2022). La Retirada: Irak, Libia, Afganistán y la fragilidad de Estados Unidos. Editorial Capitan Swing: España.

Chung, H. J. (August, 2024). America’s perpetual war: six questions. Web: Global Research. Canada.

Engelhardt, T. (2018). A Nation Unmade by War. Editorial Haymarket Books: United States

Fernández, N. (Septiembre, 2024). Hay que poner fin a las guerras eternas de Estados Unidos. Portal: Rebelión, España.

Zamora, R. A. (2023, 4ta. Edición). Política y Geopolítica Para Rebeldes Irreverentes y Escépticos. Editorial Akal: España.