MUNDIALESTADOS UNIDOS: Claves de la derrota de Kamala Harris
Especial Para Cambio SocialPor Allen Pérez *
El País.cr
7 noviembre 2024
Introducción
Más allá de los comentarios y opiniones sobre la personalidad de Donald Trump, su contundente victoria responde a factores sociales objetivos que han moldeado la percepción de la mayoría de los votantes. Sostener que el electorado estadounidense carece de criterio o inteligencia no es una afirmación seria ni admisible desde una perspectiva sociológica. Aquí se propone un análisis basado en criterios objetivos, como si se tratara de la observación de un narrador imparcial, para comprender las razones de la derrota de Kamala Harris en esta contienda. Esta son algunas claves importantes, pero no son todas, y tampoco he sobreabundado con las que leerán. Pero estoy seguro que sirven para entablar una conversación seria y madura.
Factores Económicos y Sociales que Impactaron al Electorado
La derrota de Kamala Harris puede explicarse por una combinación de factores que afectaron a amplios sectores de la clase media, la Generación Z y las zonas rurales: la inflación en aumento, el deterioro del poder adquisitivo, la percepción de que los demócratas están desconectados de las preocupaciones de los trabajadores, la represión sindical y la polarización cultural marcada por la cultura “woke.” Estos elementos alimentaron un malestar que Trump supo aprovechar, conectando con votantes rurales y de clase trabajadora que consideran que el Partido Demócrata defiende intereses de élites urbanas alejadas de sus realidades.
El Impacto Económico en los Hogares
La inflación y el aumento del costo de vida han golpeado con dureza a los hogares de clase media y baja. En los últimos años, el precio de bienes esenciales, como alimentos, gasolina y vivienda, ha subido a un ritmo mayor que los salarios, erosionando el poder adquisitivo de las familias. Este empobrecimiento generó una clara desilusión entre los votantes, quienes buscan responsables en el gobierno actual.
Un estudio de Lending Club y PYMNTS.com reveló que en 2022, el 61% de los estadounidenses (aproximadamente 203 millones de personas) vivían de cheque en cheque. La pérdida de poder adquisitivo en la clase media ha sido notoria en las últimas dos décadas. Según el Instituto Ludwig para la Prosperidad Económica Compartida (LISEP), muchas ocupaciones en EE. UU. experimentaron una significativa disminución del poder adquisitivo debido al aumento del costo de vida. Los docentes, por ejemplo, perdieron alrededor del 13% de sus ingresos ajustados, y las enfermeras, un 6%. La inflación acumulada en el mandato de Biden alcanzó el 19.2%, afectando notablemente el costo de bienes de consumo, como la gasolina, que aumentó en un 46%.
El Desencanto de la Generación Z
La participación de la Generación Z en las elecciones de 2024 fue baja. Según datos preliminares, solo el 35% de los votantes de entre 18 y 27 años acudieron a las urnas, en comparación con el 50% en 2020. Esto refleja una profunda desconexión de los jóvenes con el sistema político actual, en parte debido a la falta de oportunidades económicas que enfrentan.
La realidad económica que viven les impide concretar metas fundamentales, como acceder a una vivienda propia o formar una familia. Muchos sienten que el gobierno no ha hecho lo suficiente para aliviar sus problemas, generando desconfianza hacia los políticos. Según Gallup, en 2024 la aprobación de Biden era del 38.7%, la más baja en décadas. Esto, sumado a la sensación de incertidumbre sobre el futuro, contribuyó a que muchos jóvenes optaran por abstenerse.
Harris y las Comunidades Latinas y Afroamericanas
En 2024, 36.2 millones de latinos fueron elegibles para votar, representando el 14.7% del electorado. Aunque la mayoría apoyó a Harris, su margen de victoria en este grupo fue inferior al de elecciones anteriores. Trump obtuvo el respaldo del 54% de los hombres latinos, mientras que el 44% votó por Harris. Entre las mujeres latinas, el apoyo fue del 55%, por debajo del 65% histórico para los demócratas. Una prueba: la victoria de Trump en Nevada.
Los afroamericanos también mostraron un leve distanciamiento. Aunque el 80% de los hombres afroamericanos votaron por Harris, esto fue una disminución en comparación con el 85% que respaldó a Biden en 2020. La percepción de incumplimiento de promesas fue clave en esta tendencia, ya que una parte de estos votantes sentía que la administración actual no había abordado adecuadamente sus preocupaciones.
Los Sindicatos y la Desconexión con los Demócratas
El distanciamiento entre los sindicatos y el Partido Demócrata fue otro factor relevante. Los sindicatos, históricamente aliados de los demócratas, se han sentido cada vez más relegados, ya que las políticas del partido priorizan temas urbanos y progresistas que no siempre benefician a los trabajadores. A pesar de los esfuerzos de Biden y Harris, muchos trabajadores sintieron que sus necesidades no estaban siendo abordadas y que el Partido Demócrata había dejado de representar sus intereses.
Este sentimiento se acentuó cuando Biden intervino en una disputa laboral entre trabajadores ferroviarios y empresas de carga, apoyando un acuerdo que fue percibido como una imposición. Este episodio afectó la relación entre los demócratas y los sindicatos, como los Teamsters, quienes optaron por no respaldar a ningún candidato presidencial en 2024.
El Enfoque Proteccionista de Trump
Trump supo capitalizar la percepción de que los demócratas están desconectados de las preocupaciones económicas de la clase trabajadora. Su promesa de regresar empleos industriales y renegociar acuerdos comerciales resonó en los estados industriales, donde los trabajadores valoran un enfoque más proteccionista y ven en Trump una defensa de sus empleos.
El Progresismo Urbano y la Cultura Woke
Mientras que la cultura woke y los temas progresistas han ganado apoyo en áreas urbanas, en zonas rurales se perciben como una distracción de los problemas económicos y una amenaza a los valores tradicionales. Muchos trabajadores ven en Trump un defensor de los valores tradicionales y un crítico de la «cultura woke», a la que consideran una agenda elitista y ajena a sus realidades.
Política Exterior y Desgaste por las «Guerras de Washington»
La prolongada participación de Estados Unidos en conflictos internacionales ha generado un desgaste en la opinión pública. Harris y Biden enfrentaron críticas por su papel en conflictos como los de Gaza, Ucrania y Líbano. El descontento con la política exterior y la percepción de que los recursos se destinan a guerras en lugar de a necesidades internas impulsaron el apoyo a Trump, quien se presentó como un líder dispuesto a priorizar los intereses domésticos.
Conclusión.
La derrota de Kamala Harris refleja las tensiones entre el Partido Demócrata y un electorado cada vez más afectado por la inflación, el costo de vida y la percepción de que los demócratas representan agendas alejadas de las realidades de los ciudadanos medios y las comunidades rurales. Si los demócratas desean reconectar con estos sectores, necesitarán una estrategia que priorice las preocupaciones económicas, respalde con firmeza los derechos laborales y balancee las agendas progresistas con políticas que atiendan el empobrecimiento de la clase media y los problemas de las comunidades rurales.
Mi Opinión
Un análisis materialista podría ver la victoria de Trump como una expresión del descontento de la clase trabajadora estadounidense, especialmente en áreas industriales que han sufrido años de desindustrialización, estancamiento salarial y pérdida de empleos. Estos sectores, particularmente los obreros y trabajadores industriales, vieron en Trump a alguien que desafiaba al “establishment” y prometía políticas proteccionistas, resonando con su resentimiento hacia las élites políticas y económicas.
Desde esta perspectiva, la clase trabajadora apoyó a Trump no necesariamente por afinidad política, sino como un voto de protesta contra una economía globalizada que los ha dejado rezagados. La llegada de Trump es una señal de la crisis del capitalismo neoliberal: tras décadas de políticas de desregulación, globalización y privatización, el sistema ha mostrado una creciente desigualdad y una disminución de la calidad de vida para muchos estadounidenses.
Cito al senador y amigo de Biden, el Senador Bernie Sanders:
«No debería ser una gran sorpresa que un Partido Demócrata que ha abandonado a la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora los ha abandonado a ellos. Primero fue la clase trabajadora blanca, y ahora son también los trabajadores latinos y negros. Mientras el liderazgo demócrata defiende el status quo, el pueblo estadounidense está enojado y quiere cambio. Y tienen razón.(…) Hoy, mientras los muy ricos están teniendo un éxito fenomenal, el 60% de los estadounidenses vive de cheque en cheque y tenemos más desigualdad de ingresos y riqueza que nunca antes. Increíblemente, los salarios semanales reales ajustados por inflación para el trabajador estadounidense promedio son actualmente más bajos que hace 50 años.”
La victoria de Trump refleja las contradicciones internas del capitalismo, que genera crisis y empuja a sectores de la clase trabajadora hacia soluciones reaccionarias y figuras autoritarias.
Desde un punto de vista marxista, Trump utilizó la “falsa conciencia” y el nacionalismo para captar el apoyo de la clase trabajadora blanca. Los temas de inmigración y comercio, junto con la promesa de “hacer a Estados Unidos grande de nuevo,” fueron usados para desviar la atención del conflicto real de clases. Trump manipuló estos sentimientos para dividir a la clase trabajadora y evitar que se unieran contra el verdadero enemigo: el capital. Al culpar a los inmigrantes y a otros países, en lugar de a los dueños de los medios de producción, Trump promovió una narrativa distorsionada sobre los problemas económicos de Estados Unidos.
Trump es un producto del capitalismo financiero, distinto del capitalismo industrial. Su imperio empresarial se basa en la especulación inmobiliaria y el capital financiero, y no en la producción real de bienes o servicios. Esta situación subraya la crisis del capitalismo neoliberal, donde décadas de políticas desreguladoras y de globalización han resultado en una creciente desigualdad y un deterioro de la calidad de vida para amplios sectores.
Los próximos cuatro años serán duros. Es imperativo construir alternativas revolucionarias, socialistas y democráticas, y considero prioritario abogar por la creación o apoyo a los nuevos sindicatos independientes y clasistas. El enemigo no es el inmigrante indocumentado que cruza la frontera, sino el capital, sus oligarcas y el complejo militar-industrial.
* Allen Pérez es abogado residente en Massachusetts, EE.UU.
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