MUNDIALCiencia y fePor Roberto Torres Collazo
Editor del colectivo de Cambio Social. Brasil
Quien quiera entender en el siglo 21 la relación entre ciencia y fe necesita dejar de lado la suposición popular que son opuestas; suposición heredada en parte de las viejas disputas entre la ciencia y la religión. En estas breves líneas intentaremos mostrar que hoy es posible ser cristiano y científico, que ambas corrientes siendo diferentes también son socialmente complementarias. Que historicamente ambas vertientes han tenido sus sombras y luces.
Es posible ser científico y creyente. Uno de los mayores científicos del mundo, Francis S. Collins, quien fuera director del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano declara: “En mi opinión, no existe ningún conflicto entre ser un científico riguroso y una persona que cree en un Dios, que tiene un interés personal en cada uno de nosotros”. También se puede ser científico ateo y trabajar junto a creyentes sin dejar su identidad y autonomía. El eminente y célebre científico, astrofísico, físico teórico Stephen Hawking, pese a su ateísmo (ser ateo no quiere decir que alguien sea inmoral) fue miembro de la Pontificia Academia de la Ciencia del Vaticano. Nunca faltaba a las reuniones anuales y en su fallecimiento en el 2018 el Vaticano tuvo palabras de elogios hacia su persona por sus grandes aportes científicos a la humanidad.
La ciencia y la fe se pueden ayudar mutuamente. La ciencia puede ayudar a la fe a no caer en el fundamentalismo y la fe darle sentido y propósito más profundo a las investigaciones científicas. Además Albert Einstein anotó: “La ciencia sin religión es coja, la religión sin ciencia es ciega”. El papa Juan Pablo II anotó: “La ciencia puede purificar a la religión del error y la supertición; la religión puede purificar a la ciencia de la idolatria y falsos absolutos”.
Hay y hubo hombres y mujeres que supieron conjugar apropriadamente su fe y la ciencia, como la mística Hidegarda de Birgen (1098-1179) fue botánica, médica, poetisa y asentó las bases de la ginecología. El sacerdote George Lamaitre (1894-1966) padre de la teoria del Big Bang. Pierre Teihard de Chardin (1881-1955) paleontólogo, geólogo, teólogo y fundador de la escuela francesa de paleontologia humana. Francis Bacon, padre del método moderno científico, anglicano, Werner Heisenber, Premio Nobel de la física, luterano y muchos otros científicos de diversas tradiciones espirituales creían en Dios y en la ciencia.
Se ha acusado a la fe de ser una ilusión (Freud) opio (Marx) proyección (Feurbach) frustración (Nietshe) o una muleta, incluso de ser cosa de ignorantes. Pero no siempre ha sido así en todo momento y en todo lugar a lo largo de la historia. Como indicamos arriba han habido brillantes personas de fe que han hecho aportes significativos a la humanidad, no sólo en las ciencias, también en el arte, arquitectura, educación, derechos humanos y la salud, ver detalles en Schmidt, 2004,. Igualmente se ha acusado a la ciencia de venderse a las corporaciones-multinacionales, de servirle a Hitler, de prestarse a asesorar los dictadores derechistas y justificar el racismo, pero eso no descalifica en su conjunto a la ciencia, debido a sus grandes contribuciones positivas a la humanidad. Gracias a la ciencia entendemos mejor y racionalmente las sociedades, el mundo, el universo y la naturaleza. La ciencia junto a la tecnología ha inventado la mayoría de los enseres domésticos que tenemos em nuestras casas, el GPS, ha hecho grandes aportes en la medicina, a las comunicaciones, educación y desarrollo de las naciones.
Es necesario tener presente que la ciencia y fe son diferentes y socialmente complementários . La ciencia es diferente porque no puede decir a la sociedad lo que está moralmente bien o mal, sobre la vida después de la muerte, el sentido espiritual y propósito del mundo, el significado del por qué el universo llegó a existir o qué había antes. La fe es diferente porque no nos puede explicar cientificamente la distancia que hay entre la Tierra y el sol, como funcionan las placas tectónicas o las estructuras cerebrales. Son complementarias socialmente por los aportes significativos y positivos que ambas han hecho a la sociedad. Ambas son necesarias para adentrarse en los problemas más complejos del ser humano, el universo, el mundo y la naturaleza. Ninguna puede arrogarse tener el monopolio de la verdad, ambas están en búsqueda, porque todavía hay mucho que entender, descubrir, crecer, investigar, inventar, aprender y dialogar entre la fe y ciencia.
Referencias
Beauregard, M. & O’ Leary, D. (2022). O cérebro espiritual: uma explicao neurocientífica para a existência da alma. Editorial Best Seller: Brasil.
Collins, S. F. (2017). ¿Cómo habla Dios?: la evidencia científica de la fe. Editorial Ariel: España.
Harrison, P. (2017). Os territórios da ciencia e da religião. Editorial Ultimato LTDA: Brasil.
McGrath, A. (2016). La ciencia desde la fe: los conocimientos científicos no cuestionan la existência de Dios. Editorial Espasa: España.
Nogués, M. R. (2016). Neurociencias, espiritualidades y religiones. Editorial Sal Terrae: Madrid.
Schmidt, J. A. (2004). Impacto demoledor: cómo el cristianismo ha transformado la civilización. Editorial Vida: Florida.
Triginé, J. (Julio, 2015). Ciencia y fe: ¿Oposición o complementaridad?. Portal: Lupa Protestante.
Weber, R. (2004). Diálogos con científicos y sabios. Editorial La
Liebre de Marzo: Barcelona.
Woods, E. T. (2005). How the catholic church built western civilization. Editorial Regnery Publishing, Inc: Washington, DC.
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