MUNDIALPuerto Rico: A los 115 años de coloniaje yanqui Por Carlos Gallisá
2 de Julio de 2013
Claridad
El próximo 25 de julio se cumplen ciento quince años de dominación colonial de Estados Unidos sobre Puerto Rico. La conquista de Filipinas, Cuba, Guam y Puerto Rico como resultado de la llamada Guerra Hispanoamericana colocó al gobierno de Estados Unidos en una situación distinta a la experimentada en su historia de expansionismo territorial. Desde las trece colonias hasta el 1898 el expansionismo de la nueva república iba acompañado de una política de ingreso a la unión como estado en un plazo corto y de extender la ciudadanía americana a los residentes del nuevo territorio. La poca población de los nuevos territorios y el hecho de que no eran naciones favorecían esta política.
Las conquistas en la guerra del ’98 eran distintas. Esta vez eran naciones, dos de ellas, Cuba y Filipinas se encontraban peleando por su independencia y Puerto Rico en camino a ella luego de obtener importantes reformas coloniales en una carta autonómica, lo que significaba la admisión de España de que no podía mantener por mucho tiempo sus últimas dos colonias en América, Cuba y Puerto Rico.
En cuanto a Puerto Rico, el Congreso de Estados Unidos tenía que decidir si continuar el expansionismo tradicional, efectuar una anexión provisional o adoptar una política colonial. Sobre esas opciones giró el debate congresional en torno a qué hacer con Puerto Rico. Con la aprobación de la Ley Foraker en 1900 el Congreso estadounidense decidió establecer una relación colonial con la Isla.
Un examen de la historia de estos 115 años de colonialismo debe producir un consenso sobre las siguientes conclusiones:
La primera y única vez que Estados Unidos se ha planteado y debatido qué hacer con Puerto Rico fue en el 1900 con la aprobación de la Ley Foraker. Las otras dos ocasiones en que el Congreso ha legislado sobre la Isla, Ley Jones (1917) y Ley 600 (1950), se limitó a aprobar reformas a la política colonial establecida por la Foraker.
Estados Unidos se ha negado siempre a definirse sobre su visión de futuro para Puerto Rico a pesar de las múltiples exigencias y pedidos de partidos e instituciones del pueblo de Puerto Rico para que lo haga. Por lo tanto, luego de 115 años es forzoso concluir que la política colonial establecida en 1900 por la Ley Foraker sigue siendo la política oficial del gobierno de Estados Unidos sobre Puerto Rico.
Estados Unidos ejerce su dominio colonial sobre la Isla utilizando principalmente los siguientes mecanismos:
Cooptando ideológicamente a los puertorriqueños. Esto es, logrando que los puertorriqueños piensen como ellos quieren que piensen y adopten sus ideas. Que hagamos nuestro el contenido de su discurso de que vivimos en una democracia, que estamos donde estamos por la voluntad del pueblo puertorriqueño, que su presencia en la Isla es para protegernos y que la relación política vigente es beneficiosa para Puerto Rico. Basta oír el discurso del liderato PPD y PNP y de algunos de sus seguidores para concluir que la política yanqui ha sido exitosa en la cooptación ideológica. Hablan como los yanquis quieren que hablen.
La dependencia económica en los programas federales de gran parte de la población es un mecanismo para detener cualquier movimiento de cambio y de combatir el coloniaje. Le han hecho creer al pueblo que la relación colonial es lo que garantiza la supervivencia del país.
Si los dos mecanismos anteriores no logran la paz social y política entonces entran en escena abiertamente los organismos represivos. Éstos siempre se mantienen visibles para que no nos olvidemos de que están preparados para entrar en acción.
La importancia de Puerto Rico para Estados Unidos ha disminuido. El valor estratégico militar de la Isla es menor o ninguno a la luz de la nueva tecnología de guerra. El fin de la Guerra Fría también ha contribuido a una merma en la importancia geopolítica de la Isla. El principal interés de Estados Unidos no es la seguridad nacional. El interés primario ahora es del capital financiero y comercial.
La intervención federal en los asuntos internos de Puerto Rico es mayor ahora que en 1952 cuando se creó el ela. Hoy somos más colonia que hace 50 años.
A pesar del fortalecimiento del partido anexionista en los últimos años, la anexión está más lejos que nunca. No hay nada que ganar para Estados Unidos con la anexión que no lo tenga en la colonia. La quiebra económica de la colonia y el prejuicio contra los hispanos se suma a lo anterior para que no haya interés alguno en Wáshington en la estadidad para Puerto Rico. Tampoco hay en Puerto Rico la mayoría necesaria para que se le conceda.
El discurso autonomista-colonialista se agotó con la quiebra del ela. La soberanía ocupa un espacio prominente en el debate político del país y hay una mayor conciencia sobre la realidad colonial y sus efectos negativos en la vida puertorriqueña.
Quienes quieran mirar al futuro tienen que enfrentar la realidad del Puerto Rico de hoy. Sólo de la total comprensión del presente se puede caminar exitosamente al futuro.
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