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MUNDIAL

EEUU, Obama y América Latina

Marcos Roitman Rosenmann
La Jornada, México
15 de Noviembre de 2008

Nunca antes la elección a presidente de Estados Unidos levantó tantas expectativas, a la par que ha sido huera en debate político. Pareciera ser que las diferencias entre demócratas y republicanos se esfumaron en beneficio de culpar a la administración Bush de todos los males que la aquejen. Un sobre cargado escenario de guerras espúreas, hipotecas basuras,crisis financiera, ecológica y global ameritaba esta decisión. Las mil y una plaga, en una sociedad carente de liderazgo, requería un plan estratégico.Lo más adecuado era buscar un chivo expiatorio y fundar la nación en el marco de un nuevo orden mundial. Los dardos se dirigieron hacia George W.Bush. Así, los jefes de campaña enfilaron el problema con un debate anodino.Grandes proclamas y poca enjundia. Lo más sobresaliente, acusaciones de socialista y musulmán al candidato demócrata.

En estas elecciones se jugó recuperar la confianza en el sistema. Que la maltrecha clase media, a quien se dirigió Obama constantemente, creyese en Estados Unidos como la tierra de las oportunidades bendecida por la divina providencia. En ella se cumplieron los sueños de Jefferson, Hamilton,Franklin, Grant y Lincoln. Se trataba de reeditarlos con la grandeza de un siglo XXI globalizado. El perfil político y cultural afroamericano de Obamase construye con este significado. Su voluntad se presenta al gran público como el afán de superación del hombre hecho a si mismo. A su adversario,John McCain, se le visualiza como un patriota ex combatiente de Vietnam. Su elección supondría continuidad y retrasar la salida a la crisis. Perspectivanada halagüeña. Con estos argumentos, Obama obtiene un primer triunfo. Gozar de la simpatía de una buena parte de aliados occidentales, inclusive en América latina, Asia, África y Oceanía le ven con buenos ojos. El mundo lo aclama. Un plus que le permite reorganizar la política exterior a su antojo,con un vicepresidente experimentado y un proyecto asentado en el viejo ideario de recuperar la hegemonía mundial lo antes posible. Para el establishment estadunidense el camino está despejado, América Latina se mantendrá bajo el nuevo orden panamericano; emergente en los años 90 y cuya concepción la encontramos en el concepto de seguridad hemisférica,remodelada tras la guerra fría.

Charles Shapiro, actual coordinadorprincipal de Libre Comercio de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental declaraba el 17 de agosto: Evidentemente habrá algunos cambios...dependiendo de quien resulte electo y quien sea el próximo secretario de Estado –pero subrayaba– serán cambios sutiles y de énfasis, estoy seguro de que en lo que respecta a la forma general de la política estadunidense hacia América Latina y el Caribe, ésta continuará en los parámetros que previos Presidentes han seguido durante los pasados 30 años. Esta visión fue expuesta por José Miguel Insulza, actual secretario generalde la OEA, cuando dijo que la seguridad hemisférica era fruto del consenso estratégico entre demócratas y republicanos. Al margen de la retórica que muchas veces preside los documentos oficiales, todos los participantes en el debate parecen coincidir en la definición general de que los objetivos primarios de la política exterior norteamericana son los de autoconservación, la seguridad y la existencia continua en las mejores condiciones sociales, políticas y económicas posibles.

A partir de 1945 la pugna entre aislacionistas e internacionalistas no volvió a producirse, en el sentido de que nadie está en contra de que Estados Unidos asuma un papel hegemónico en los asuntos mundiales y de que en un plano general todos estánde acuerdo en que nada de lo que ocurra en el mundo es ajeno al interés deseguridad nacional de Estados Unidos. Este consenso se observa en las tres anteriores administraciones. En efecto,sin negar las diferencias, todas trabajaron para revitalizar el sistema de dominación. Con tal fin George H. Bush continuó luchando para ganar“conflictos de baja intensidad” que entonces se desarrollaban en Colombia,Guatemala y Perú, así como la “guerra contra el narcotráfico iniciada porReagan”. También proclamó la Iniciativa para las Américas (dirigida a “crear una zona de libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego”) e impulsóel Tratado de Libre Comercio de América del Norte (ALCA) con Canadá y Méxicoy el compromiso de Santiago de Chile con la Democracia Representativa y la Modernización de la OEA, aprobado por esa organización en 1991.

Todas esas estrategias fueron ratificadas por William Clinton. En su mandato sepromulga la Ley Helms-Burton, profundizando el bloqueo hacia Cuba. Hoy los asesores para América Latina del ahora presidente electo, Barack Obama, Dan Restrepo, miembro de número del Centro para el Progreso de lasAméricas, y Frank Sánchez, ex subsecretario de Transportes con Clinton,continúan esta tradición. El primero explica que Obama buscará reeditar unlan similar a la Alianza para el Progreso con el fin de exportar democracia,oportunidades y seguridad, de forma que se combatan los retos que encara elpueblo de las Américas, de modo tal que lo que sea bueno para América Latinasea bueno para Estados Unidos. Versión posmoderna del cliché “Lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos”, eso sí, en el contexto del nuevo orden panamericano,definido en las administraciones republicanas.

Mientras tanto, Frank Pérez es más contundente. A pregunta sobre la posición de Obama sobre Colombia se despacha de la siguiente manera: El Plan Colombia continuará y queremos agregarle más dinero para fortalecer la democracia, la justicia y eldesarrollo económico. Obama ha apoyado fuertemente a Uribe en su luchacontra las FARC, fue uno de los únicos políticos en Estados Unidos que apoyóa Uribe en su incursión a Ecuador. Ni Bush fue tan abierto con el apoyo en ese ataque. Sin embargo, estas declaraciones pasan inadvertidas para los analistas,desconociéndose que las decisiones sobre el subcontinente las toman la Secretaría de Estado, de Defensa, la comisión del Senado, la Cámara deRepresentantes y el establishment político, además de los lobbys. El consenso funciona bajo el unilateralismo y manda la aplicación de lalucha contra el narcoterrorismo, el Comando Sur, la DEA, con su plan Iniciativa Antinarcóticos Andina, y los Tratados de Libre Comercio. Los dosasesores no alterarán el itinerario, salvo pequeños retoques. Del tratado delibre comercio, Pérez se desplaza al concepto de una vocación de comerciojusto, aunque no aclara su significado. Es más contundente al manifestar la ayuda militar para luchar contra la subversión y el narcotráfico. Lo dicho debe interpretarse como mantener las bases en Perú y el Caribe. Tampoco seoponen a militalizar la frontera con México y consolidar los centros deoperativos de avanzada en Honduras y El Salvador y otorgar continuidad al Plan Puebla Panamá. En definitiva, continuidad.

“La administración de Bush fracasó al apoyar un estilo de vida consumista y hoy vemos que gastamos una fortuna y compramos petróleo a países que apoyanal terrorismo”, ha señalado Frank Pérez respecto a Venezuela, lo cual no es muy diferente de lo que dijo Obama cuando acusó a Venezuela de apoyar a las FARC y al presidente Chávez de ser un “demagogo” con “peligrosa retórica antiestadunidense”. No se entiende que intelectuales del pensamiento crítico se posesionen de Obama tildando al político de anti status quo y vean su triunfo como un logro de las fuerzas progresistas de la humanidad. Sus tanques depensamiento y el establishment adoptan una actitud hostil hacia los paísesantimperialistas, cuyas políticas antioligárquicas, nacionalistas ysocialistas, como es el caso boliviano, ecuatoriano, cuestionan laestrategia estadunidense. Con Cuba, su opción es abrir un camino de diálogopara el envío de remesas a las familias y facilitar las visitas de familiares, lo cual no eliminaría el bloqueo. Respecto a Brasil, buscaráapoyar a los productores de etanol con un arancel a la importación, medidapopular en los estados productores estadunidenses. Igualmente, sus asesores le aconsejan el nombramiento de un procónsul paradar mayor fluidez a la relación con la región en su conjunto. Así, la estrategia diseñada se presenta como un liderazgo positivo y una inversióndel unilateralismo, aunque los intereses de Estados Unidos sean solucionarsu crisis interna y entre sus prioridades estén los conflictos en Asia y Medio Oriente. No obstante, el eslogan de campaña –Un cambio en el que puedes creer– es elcomienzo de una etapa histórica. El ave Fénix renace de sus cenizas, graciasa un hombre cuyo carisma encarna la emergente América mestiza, y el imperialismo se moviliza gracias a la idea del Destino Manifiesto: “idea tanextraña como visionaria que ha penetrado en los espíritus de la generalidadde los hombres: el imperio avanza hacia el oeste y todo el mundo aguarda conimpaciente expectación y ansia el momento destinado a que América dicte lasleyes al resto del mundo”. Los enviados especiales se dejan llevar, presa de las emociones, de lapolítica espectáculo y del marketing de las campañas. Describen el desbordepopular del candidato demócrata y el despertar de las minorías oprimidas.Fueron constantes sus alusiones al carácter afroestadunidense de Obama.Hicieron hincapié de forma cansina en su condición étnica. Incluidos McCainy Bush resaltan el triunfo bajo la perspectiva étnico-racial de una nuevaAmérica. Una catarsis. La liberación de negros, las minorías asiáticas ylatinas, el fin de un camino. Un discurso sentimental, pero sin recorrido. No sin razón, Obama, conocido el triunfo, refleja el ansia de libertad en el voto de Ann Nixon Cooper, una mujer de 106 años que simboliza el largo recorrido del ciudadano estadunidense en la lucha por sus derechos.

Su voto comprime el del Destino Manifiesto. La memoria de la esclavitud, unida a losinmigrantes, los discapacitados, los excluidos, los pobres. De ellos es la victoria, dirá emocionado. Pero esta interpretación, síntesis manipulada dela historia estadunidense, olvida a otros afroestadunidenses como Condoleezza Rice y sus guerras fraudulentas, a militares infringiendotorturas, jueces prevaricando, senadores favoreciendo desfalcos financieros,inmobiliarios. Poner el acento en el color de piel del nuevo presidente esocultar el verdadero debate. ¿La condición étnica determina una política exterior?

En las primarias, a Hillary Clinton no le pasaron inadvertidas las alusionesde Obama a Ronald Reagan. Lo reivindicó como hombre de pro. Y se vioobligado a salir del atolladero en un debate público. Dijo aludir a lossentimientos patrióticos manifestados por Reagan: su orgullo de pertenecer a Estados Unidos. Su equipo asumió la percepción visionaria de Ronald Reaganen los años de guerra fría. El triunfo fue aplastante: 489 delegados contra 49 de Carter en 1980 y 525 frente a los 13 de Mondale en 1984. Con un discurso confeccionado ex profeso aludió a la pérdida de liderazgo y buscócerrar las heridas de la guerra de Vietnam, proyectando una nueva hegemoníainternacional. Acusó a los demócratas de ceder territorio a los soviéticos ycomunistas. Cuestionó los tratados Torrijos-Carter, culpabilizó a laadministración de Carter del triunfo de la revolución sandinista y de la crisis de Irán. Finalmente, Reagan y su plataforma republicana se comprometieron a salvar los Estados Unidos de la debacle.

El llamado fue explícito: intervenir para revertir la realidad. Recuperar el orgullo de sentirse estadunidense. “La defensa de la soberanía de una nacióny la preservación de la identidad cultural de un pueblo son fundamentalespara su supervivencia. Estos dos elementos están siendo suprimidos por el comunismo internacional. Sólo una política estadunidense dirigida apreservar la paz, a promover la producción y a lograr la estabilidadpolítica puede salvar al Nuevo Mundo y preservar la posición global de poderde Estados Unidos, la cual descansa sobre una América Latina segura y soberana. El continente americano se encuentra bajo ataque. ¿Duda Washington? Para América Latina fue una etapa negra. La invasión de Granada en 1983, la desestabilización en Jamaica, Nicaragua y las guerras de baja intensidad.Hillary Clinton increpó a Obama diciendo que ella nunca pondría de ejemplo aReagan, pero Obama sostuvo el argumento: era un patriota que sacó al país dela crisis. Obama se refleja en Reagan. Si hacemos caso a Robert Pastor, ex director de Asuntos Latinoamericanos y del Caribe, en el Consejo de Seguridad Nacional de Carter puso en el tapeteque “Estados Unidos es la nación más poderosa del hemisferio, responde aimpulsos nacionalistas, pero es reacia, como cualquier otra, a renunciar asus facultades soberanas. Lo que hace falta es un liderazgo que explique queno se está cediendo poder, y que más bien se está elevando la capacidad pararesolver problemas.

Resulta esencial un nuevo enfoque de la antigua cuestión de la soberanía para calmar el remolino y afirmar la democracia. “Obama y sus asesores sabenque el debate del unilateralismo y el paso al multilateralismo es más biencuestión de maquillaje”. Lo cierto es que rehacen la Alianza para el Progreso. Bajo el lema: “Lo que es bueno para Estados Unidos es bueno paraAmérica Latina”, reditan la política del garrote, la zanahora y del buenvecino. “Dios bendiga América”.